Yo que me creía
olvidado, perdido en un mapa inacabado.
Sin saber que destino
ansiaba o lo que mi alma anhelaba.
Yo que escapaba de
todo y de nada, creyendo que mi luz estaba agotada.
Huyendo de los
dolidos amaneceres y de los inmemorables atardeceres.
Caminaba sin rumbo,
cansado de mi propio mundo.
A cada paso dejaba
atrás recuerdos que no podía soportar más.
Lágrimas derramadas
sobre las partes de mi corazón desgarradas.
Desesperanzador
futuro sin un sueño, como un destino sin dueño.
Y ahora todo
cambió...
Tú que apareciste
igual que una sonrisa, lentamente y sin prisa.
Tirando del hilo
invisible, moviendo un alma inamovible.
Tú que das color a
los días que traen consigo dolor.
Pintando arcoiris,
sobre charcos de lágrimas, con forma de arcos.
Llegaste a mi mundo
para enseñarme de nuevo el rumbo.
Transformando cada
uno de mis días en brillantes alegrías.
Uniste nuestros
caminos compartiendo nuestros destinos.
Tú que llegaste para
ser lo que mi alma anhelaba.
Yo que te encontré
sin saber cuanto te necesitaba.
Precioso. Lleno de amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias María.
EliminarUn beso ;)
Bello, llega dentro con sutileza! Felicidades Agustín!
ResponderEliminarMuchas gracias Noe!! Un abrazo ;)
Eliminar¡¡Precioso!! El amor tiene el poder de cambiar nuestro mundo, y de transformar la lluvia en arcoíris. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso enorme, Agustín
Muchas gracias Chari!!
EliminarEl amor es poderoso de eso no cabe duda!!
Me alegra que te gustara, un beso enorme.
;)